Por partes. El sábado 23 de mayo se entregaron los Premios Drakul de Novela y Cómic, entre los cuales un servidor recibió el galardón de finalista por la novela Los huéspedes. Siete días después, el sábado 30 de mayo, El contratiempo recibió el premio a la Mejor Película en el Festival de Cortometrajes de Torrelavega.
De lo primero, es justo destacar dos cosas:
1) La pasión que Javier Ortiz, editor de Drakul, ha puesto y pone en el proyecto. Verle hablar de nosotros, sus autores, y de nuestras obras es de esas cosas que le animan a uno a seguir dándole a la tecla.
2) La tertulia/encuentro que mantuvimos con los lectores Manuel Nonidez, Jorge de Juan y yo mismo. Vale, la sesión de firmas de antes estuvo chula (ver la foto), pero lo de mirar cara a cara, con tiempo y tranquilidad, a quienes te aseguran que han disfrutado con tu libro no tiene precio.
En segundo lugar: este, el literario, era un premio anunciado, no así el de Torrelavega. Cánovas y yo viajamos al festival porque se premiaba a José Luis Gil, protagonista de El contratiempo. Vamos, que fuimos para estar con él y porque el norte siempre llama. Ni por asomo esperábamos premio alguno al corto. Insisto en esto porque, como cualquier cortometrajista honesto sabe, lo normal es que se avise a los premiados con suficiente antelación para asegurarse su asistencia –queda muy mal eso de anunciar un premio y que no haya nadie para recogerlo, demonios-. Pero en Torrelavega se la juegan. Ni nosotros ni nadie sabíamos a lo que íbamos. (En la imagen: Cánovas y un fulano que no sé quién junto a la alcaldesa)
Aparte del premio –que es del corto, es decir, de todo el equipo, y que tenía que haber recogido David en solitario, que para eso dirige- lo mejor es que por allí andaban Ana Belén –qué mujer, qué artista, qué todo-, Mario Camus, a quien se homenajeaba, Fernando Méndez-Leite, Gonzalo Suárez, José Luis Sánchez Noriega... Y algunos, no muchos, gin-tonics.
Pues eso, que muchas gracias. Pero vamos, que esto no es lo habitual.
Aparte del premio –que es del corto, es decir, de todo el equipo, y que tenía que haber recogido David en solitario, que para eso dirige- lo mejor es que por allí andaban Ana Belén –qué mujer, qué artista, qué todo-, Mario Camus, a quien se homenajeaba, Fernando Méndez-Leite, Gonzalo Suárez, José Luis Sánchez Noriega... Y algunos, no muchos, gin-tonics.
Pues eso, que muchas gracias. Pero vamos, que esto no es lo habitual.
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