lunes, 10 de agosto de 2009

VALLADOLID TRASH

Acabo de aterrizar de Valladolid, donde he disfrutado como un enano con la semana que la Cátedra de Cine de la UVA le ha dedicado al cine de terror español. Echad un vistazo a los títulos de las ponencias –Poesía pulp, deconstrucción pop y otras anomalías del terror de pipas; Son leyenda: francotiradores del cine fantástico español-; a los nombres de los ponentes –Roberto Cueto, Jordi Costa, Jesús Palacios- y al programa de proyecciones –Las vampiras, El jorobado de la morgue, No profanar el sueño de los muertos- e intentad no pringar de baba el teclado.

Además del gustazo que supone la compañía de Cueto, Costa y Palacios –durante muchas, muchas generaciones a los que decimos escribir sobre cine fantástico sólo nos quedará seguir su escuela-, hice muchos y buenos amigos. Para resumirlo, diré que Diego Morán, director del difunto Festival de Cine Fantástico y de Terror de Cáceres, y sus compinches hicieron mi paso por la ciudad un poco más apacible.

Se hablaron de muchas cosas, delante o no de unas cervezas, y sobre algunas de ellas me gustaría divagar un poco en las siguientes entradas. Para empezar, un apunte de Jesús Palacios: a fuerza de spielberizarse, el cine fantástico español corre el peligro de perder sus señas de identidad -si es que alguna vez las tuvo, y yo creo que sí- y esto es algo patente en éxitos como Los otros o El orfanato. Lo que Palacios contó no es nuevo, pero tiene la facultad, como los grandes, de expresarlo de un modo claro y diáfano. Las películas de Amenábar y Bayona, siendo brillantes técnica y formalmente, aportan poco o nada al desarrollo del género, se limitan a ser un pastiche de situaciones, contextos y tópicos que para colmo pretenden pasar por originales. Son, en definitiva, cine de terror para espectadores que habitualmente no ven cine de terror.

Pero esto no es lo peor. Lo más grave de todo es que las referencias de esas películas no son literarias, ni artísticas, ni teatrales: son sencillamente otras películas. Los otros no se mira en Otra vuelta de tuerca, sino en la adaptación de Otra vuelta de tuerca realizada por Jack Clayton. Y una de las referencias más claras de El orfanato es Poltergeist –la escena con los parapsicólogos, prodigiosamente realizada pero metida con calzador en el guión-. No seré yo quien discuta la impronta del maestro Spielberg, o Hitchcock, o Kubrick, pero mal vamos si nuestros creadores no entienden que detrás de Encuentros en la tercera fase, Barry Lyndon o Psicosis hay todo un entramado de mitos, arquetipos y relatos que transcienden el medio cinematográfico a fuerza de ser anteriores a él.

En resumen: nuestras escuelas de cine y facultades están llenas de cinéfilos que no sueñan con alcanzar el poder narrativo de un Stevenson o la capacidad de sugerencia de un Lovecraft, sino que miran Tesis o Pulp Fiction como si fueran La Biblia.

Dicho esto, impagable poder ver, por fin, No profanar el sueño de los muertos en 35 mm.

2 comentarios:

  1. Yo disfrute y me reí como nadie con la combustión espontanea de las ratas de la peli " El jorobado de la morgue". Arriba el terror de pipas!

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  2. Mononlotusbloom: De 'El jorobado de la morgue' me quedo con el momento Lovecraft del final. Con un par. Eso sí era riesgo, no lo de los cineastas españoles de ahora.

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